jueves, 8 de abril de 2010




Mi amigo, Javier Munguía (Modales de mi piel, 2010), me consiguió vía EL MERCURIO, algunos interesantes consejos de escritores chilenos actuales:

Guillermo Blanco

Preferiría pedir que dar consejos. Esencial, la espontaneidad. ¿Garantía de éxito? Ninguna. Hay algo de mágico que no se consigue adrede. Cervantes fue un genio en "El Quijote" y un latero en "Los trabajos de Persiles y Sigismunda".


Pablo Simonetti

Escribe al menos cinco días a la semana. Para ser escritor no sólo se requiere de talento, sino también de voluntad y disciplina. Escribe cada día a las mismas horas. Como decía Norman Mailer, para darle espesor a la escritura el inconsciente también debe asistir a la cita; y para que concurra, debe confiar en que tú también vas a estar ahí. Crea a tu alrededor un espacio infranqueable de tranquilidad y silencio. Escribe lo que a ti te guste leer, no lo que creas que le gustará leer a la gente o al mundo literario. No prestes oídos a las sirenas que te proponen otra historia mejor que la que tienes entre manos. Termina lo que empezaste o no terminarás nada. Lee todos los días. Aparte del refinamiento narrativo que puedas absorber, la lectura siempre te dará ideas para lo que estás escribiendo; y no en la forma de un plagio, al contrario, las conexiones con tu historia serán sutiles e inesperadas. Lee lo que de verdad te guste, busca tu propio canon, encuentra a tus propios hermanos de espíritu a lo largo de la historia de la literatura. Pero asegúrate de que esos hermanos hayan sido buenos escritores. Confía en tu imaginación, pero de nada sirve confiar en un comienzo para después acobardarse. Escruta lo que imaginaste hasta que entregue todo su sentido.


Alejandro Zambra

Lo principal es ser fiel a las obsesiones. Darles forma con paciencia y sin tregua. Y desobedecer a los consejos, por supuesto.


Jorge Baradit

Cultivar la paranoia. La ficción es básicamente arquitectura de eventos, un fenómeno inexistente en la naturaleza. El paranoico fino ve relaciones donde no las hay, establece puntos de contacto y levanta maravillosos constructos donde no era posible. Cultivar el delirio. Usar herramientas disponibles para traer contenido inconsciente propio: la mejor materia para ver el mundo desde una perspectiva propia y por propia original, no "novedosa". Romper el muro. Cultivar la obsesión. La particularidad, cuando es explotada, se abre como una flor, se devela su mecanismo y su planimetría, se hace notoria y brilla. En definitiva, volverse un "enfermo mental", alguien que piensa fuera de la norma, tuerce el consenso y trae un poco de caos necesario. La novela como un tumor, las ideas como infecciones. Un juego peligroso.


Sergio Gómez

No estudies periodismo. Quema todas tus pestañas, tu tiempo y dinero, leyendo, leyendo y leyendo, como obseso (si no eres lector, no eres nada).


Carla Guelfenbein

Leer, leer, leer, leer. Encontrar una voz que sea propia y particular. Escribir bien es pensar bien y decir bien. Recordar que decir lo que pensamos o sentimos no es hacer literatura. Nunca olvidar que nuestro único material de trabajo es la palabra, y que la palabra es tanto la materia como el alma de un escrito.


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