lunes, 28 de julio de 2008

Siempre un placer estar en Xalapa, aunque sea por un par de días. Me han invitado a presentar El complejo de Faetón.


Faetón en Xalapa
en la 19 Feria del Libro Infantil y Juvenil
viernes 1 de agosto
17:00 horas
Colegio Preparatorio
Foro de los Colores
Juárez 57, colonia Centro
Xalapa, Veracruz
Ediciones SM, CONACULTA, Instituto Veracruzano de la Cultura

lunes, 21 de julio de 2008


Una nota de Karla Galarce Sosa, publicada en El Sur de Acapulco:

Cuatro días de novedades literarias en el Encuentro de Escritores del Pacífico

Conferencias magistrales, presentaciones de libros, novedades literarias, la asistencia y participación de representantes de editoriales, lecturas colectivas de poesía y narrativa serán actividades que se desarrollarán del 23 al 26 de julio, durante el Encuentro de Escritores del Pacífico en la Casona de Juárez de Acapulco. Con la participación de escritores provenientes de los once estados que integran la franja costera occidental, El Pacífico escribe arranca el miércoles 23 de julio a partir de las 5:30 de la tarde se realizará la presentación del libro Cantalao, de Álvaro Solís que recibió el Premio Nacional de Poesía Amado Nervo en 2006; la presentación del poemario estará a cargo de Alí Calderón y Carlos Ramírez Vuelvas. En seguida se desarrollará la primera mesa de lectura en poesía, en la que participarán Jorge Souza, Esaú Hernández, Jesús Bartolo Bello, Carlos F. Ortiz moderada por Ricardo Solís. Para el jueves 24, desde las 10 de la mañana el escritor Rafa Saavedra ofrecerá una Charla-Taller de narrativa luego se realizará la segunda mesa de lectura con la participación de Balam Rodrigo, Erick Escobedo, Leonarda Rivera, Óscar Basave, José Mario Martín, dicha mesa será moderada por Esaú Hernández. Para ese mismo día, en la tercera mesa de lectura participarán Ramón Lara Gómez, Ulbert Sánchez, Ángel Carlos Sánchez, Paty Blake y estará moderada por Andrés Acosta. Literaturas Regionales, es el título de la conferencia que brindará Elmer Mendoza esa tarde. También se presentará la revista de literatura Blanco Móvil a cargo de Eduardo Mosches y se realizará la cuarta mesa de lectura en la que participarán Ricardo Solís, Oscar Wong, Ernesto Lumbreras, Jeremías Marquines y cuyo moderador será Jorge Souza. Para las 9 de la noche, en el bar del Puerto se ha programado la presentación del libro de cuentos de Federico Vite De oscuro latir a cargo de Álvaro Solís y Ervey Castillo. En el tercer día de actividades, Ernesto Lumbreras ofrecerá una charla de poesía para dar paso a la quinta mesa de lectura, en este caso será de narrativa y poesía. Participarán Juan Carlos Cruz, Ervey Castillo, Roberto Ramírez y Paúl Medrano que será moderada por Claudia Gámez. En la sexta mesa de lectura, que será de poesía, participarán Eduardo Mosches, Alí Calderón, Marco Antonio Regalado, Rodolfo Alonso Dagnino y la actividad será moderada por Jesús Ramón Ibarra. La programación muestra que la presentación de la revista de Literatura Alforja estará a cargo de Grissel Gómez. Luis Tovar brindará la conferencia Problemas de difusión de las literaturas regionales a las 6 de la tarde en la Casona. Después se desarrollará la séptima mesa de lectura que será de narrativa, en la que participarán Rafa Saavedra, José Dimayuga, Judith Solís y Edgar Pérez; la mesa será moderada por Juan Pablo Rochín. Aviso de ocasión, de Jesús Bartolo será presentado por Oliverio Arreola, Carlos F. Ortiz, Oscar Basave en el bar del Puerto a las 9 de la noche el mismo viernes. Para el sábado 26 a las 10 de la mañana, se realizará la presentación de la editorial Calamus y la Revista Luna Zeta por Luis Manuel Amador y Juan Carlos Cruz. Alrededor de las once de la mañana se efectuará la octava mesa de lectura de narrativa y poesía con la participación de Juan Pablo Rochín, Jesús Ramón Ibarra, Arturo de la Sota Peña, Julio Zenón; moderada por Paty Blake. José Mario Martín dará una charla acerca de la literatura de las Bajas Californias al mediodía para dar lugar a la novena mesa de lectura en la que se contará con la participación de Carlos Ramírez Vuelvas, Luís Manuel Amador, Roberto Ramírez, Claudia Gámez, Grissel Gómez y que será moderada por Rodolfo Alonso Dagnino. Para la décima mesa de lectura participarán los narradores Elmer Mendoza, Iris García, Federico Vite, Andrés Acosta, que estará moderada por Rafa Saavedra. Finalmente la conferencia Realidad y Perspectiva de las Literaturas Regionales de Sealtiel Alatriste cerrará las actividades literarias programadas.

jueves, 17 de julio de 2008


Ya llegó Virtus. Nos vemos el 30 de julio en Donceles 66, calle donde casi no hay libros...

lunes, 7 de julio de 2008


Escribir novela, escribir cuento; contar historias, según Bashevis

Cuando escribes una novela, no importa cuánto se haya planeado, nunca trabajas de acuerdo con el plan original, porque una vez que escribes el primer capítulo o la primera página dejas de ser el propietario del asunto. Los héroes, la situación misma se encargan de las consecuencias y así sucesivamente.
En un cuento es más fácil tener un plan y escribir de acuerdo con él, pero incluso en el cuento no puedes hacer lo que te venga en gana. Aun en el cuento los personajes tienen sus propias vidas y su propia lógica, y debes actuar conforme a eso. La idea misma de que uno ha hecho algo bien (digamos que escribiste un ensayo o un cuento y lo lees y piensas, “es exactamente lo que quería escribir”), es un placer que no puedo definir y que no tiene que definirse, es tan profundo como cualquier otra emoción.
Shakespeare nunca escribió una obra de 800 páginas porque conocía el teatro y sabía que un hombre que va al teatro sólo cuenta con dos horas. No puede sentarse durante tres días y tres noches. Lo mismo pasa con las novelas y los poemas. Estamos en contacto con quien consume el arte, y debemos recordarlo. Cuando un escritor decide “al diablo con el lector”, “yo escribo para mi cajón”, termina escribiendo para el cajón. La longitud de una novela no es una limitación. Está en la naturaleza de las cosas. No vas a hacer una silla alta hasta el techo o una mesa que cuelgue de la pared. Debe ser útil. Esto se aplica también a la literatura y todas las artes. Si no se le puede utilizar, deja de ser arte para convertirse en un juego.
La gente aún escucha historias en la radio y la televisión. Hoy leí un cuento a unas 200 personas y me escucharon. El hecho de que a la gente le guste escuchar un cuento prueba que este antiguo arte de contar una historia está lejos de morir. Aun cuando la gente “lee” un cuento, en realidad “escucha” un cuento. En cuanto al entretenimiento, yo diría que la ambición de un escritor debería ser entretener a lo mejor de su generación. Un escritor menor es alguien que sólo puede entretener a las masas. En la época de Shakespeare, la gente que acudía al Theatre Globe era la nobleza, la gente culta, y por eso entretuvo a la mejor gente de todos los tiempos. Si hubiera pensado que Hamlet era una obra aburrida, no la habría escrito. Esto es válido para todos los buenos escritores. Piensan siempre en el lector. Lo respetan y no lo ignoran.
Si un escritor tiene algo que contar, si se trata de una buena historia y siente pasión por escribirla, no debe preocuparse demasiado por el simbolismo, ya que una buena historia es siempre simbólica. Al leer las historias de la Biblia no sentimos que el escritor haya tratado de crear historias simbólicas. Simplemente cuenta la historia de Adán y Eva, y la de Jacobo y Raquel, y de algún modo todos son simbólicos. Pero si un escritor se sienta con la idea de “escribir simbolismo”, fracasará. Los símbolos, por lo general, se anulan entre sí. Si escribes diez símbolos, uno se opondrá al otro y el resultado será nada. Así que lo mejor es: cuenta una historia o escribe una obra de teatro y el símbolo estará ahí de todas maneras. O bien: si tú no lo encuentras, siempre habrá un crítico que lo haga por ti.
Empleo dos tipos de narradores. O soy yo mismo el narrador, o es una anciana. Porque cuando quiero contar cuentos relacionados con el folklor, siempre dejo que una anciana cuente la historia. ¿Por qué me gustan los narradores? Existe una buena razón: porque cuando escribo una historia sin narrador tengo que describir cosas, mientras que si el narrador es una mujer, ella puede decir muchas cosas en una sola frase. En la vida, cuando te sientas a contar una historia no actúas como escritor, no describes demasiado. Saltas, divagas, y esto le da a la historia velocidad e intensidad dramática.
Cuando me siento a escribir una historia sé que va a ser un cuento y no una novela, creo que no soy una excepción a este respecto. Porque uno escribe de una manera un cuento y de otra una novela. Cuando el personaje de mi cuento “Un amigo de Kafka”, Bamberg, dice que ninguna novela debería ser más larga que La guerra y la paz, hay mucho de cierto en ello. Claro, podría surgir algún genio con una novela doblemente larga, y si cada página fuera interesante, no nos quejaríamos. Nunca nos quejaríamos. Nunca nos quejamos si es bueno e interesante. Pero posiblemente una novela tan larga sea tediosa y cansada incluso para los mejores lectores.
Cuando construyes una casa para dos personas no construyes una mansión de dos mil habitaciones a menos que seas un dictador. La medida y la longitud son cuestiones importantes. Así como un sastre no te cortará un saco para un hombre de dos metros si tú mides uno y medio. Lo mismo pasa con un escritor. Tienes que tener, más o menos, una idea de qué tanto quiere decir. No puedes dejar la pluma completamente libre, y esto no significa que yo me oponga a la libertad. No dirías de un sastre que corta un traje a la medida que es un esclavo; el objeto lo limita al igual que a nosotros. No le estamos hablando a las paredes; le estamos hablando a seres humanos, y sabemos que su paciencia tiene un límite.
El único consejo que puedo dar al lector es: nunca leas un libro porque un crítico te dijo que lo leyeras o porque está de moda. Si lees un libro y no te gusta, ciérralo y olvídate de él. Ese es mi consejo al lector. Leer porque está de moda o porque te lo recomendaron es lo que yo llamo una lectura obligada: nunca es buena.
Considero que existe un gran problema en las universidades y en las escuelas donde obligan a las personas a leer. Mi hermano siempre me decía algo que me sigo repitiendo. Un escritor debe contar una historia, no explicar una historia. En otras palabras, juntas a un muchacho y una muchacha y dices que se enamoraron. No intento explicarle al lector por qué se enamoran un hombre y una mujer. En primer lugar es inexplicable; en segundo, si pudiera explicarse, el lector es tan inteligente como el escritor: conoce la vida, se ha enamorado y no necesita explicaciones.
La interpretación se ha convertido en una grave enfermedad de la literatura moderna, que ha hecho mucho daño. En el siglo XIX el escritor no explicaba. Balzac sabía que el lector francés sabía tanto como él. En el siglo XIX todos eran cuentistas. Por eso la literatura era tan buena en el siglo pasado y es tan mala en la segunda mitad del XX. Los escritores tratan de explicar a sus héroes, ya sea desde un punto de vista psicológico o sociológico. Yo les llamo “psicologizadores” y “sociologizadores”. Y esto no es bueno para la literatura. Su esencia debe ser la narración. Me lleva varias sentadas escribir un cuento. A veces, no siempre, lo reescribo. La inspiración me llega de uno de mis pequeños cuadernos de espiral donde anoto ideas. Si escucho una buena idea, la escribo en el cuaderno y luego puedo trasponerla a una aldea polaca de hace cincuenta años. Generalmente no la uso si no puedo introducir lo sobrenatural. Si un escritor está demasiado feliz con lo que escribe, algo está mal. Un escritor verdadero siente que no hizo lo suficiente. Por esta razón tiene la ambición de reescribir, publicar cosas y demás. Los malos escritores están muy felices con lo que hacen. Parecen siempre sorprendidos de lo buenos que son. Yo diría que un escritor verdadero se da cuenta de que perdió un montón de oportunidades.
Pertenezco a una tribu antigua y sé que la literatura florece mejor si se basa en las esperanzas atemporales y en las ilusiones. La literatura debe ocuparse del pasado, en lugar de planificar el futuro. Debe describir sucesos, no analizar ideas; su tema es el individuo, no las masas. Debe ser un arte, y no pretender ser una ciencia.
Issac Bashevis Singer


jueves, 3 de julio de 2008


Me han invitado a Acapulco al Encuentro de Escritores del Pacífico. Ya iremos a sufrir por aquellas mis tierras comiendo pescado de letras.


martes, 1 de julio de 2008

©Kazuhiko Nakamura ALMACAN

Esa tarde

El tufo del incienso llegó a su nariz. Miró a los ángeles inmóviles, atrapados en las pinturas de los muros y bóvedas; a los santos, con su rigidez de madera, aletargados por el tiempo y sosteniendo en sus rostros un rictus extraño, como si ellos a su vez estuvieran observando. Los vitrales de colores púrpura y rojo de las ventanas altas dejaban penetrar una luz tenue, que daba a su piel tonos cenizos mientras avanzaba por el pasillo.

El sacerdote al momento de partir la ostia, pronunciando unas palabras en latín, con el rostro congestionado, o advirtiendo sobre los peligros de la carne y la lujuria, o solemne, otorgando la absolución de los pecados; los cabeceos durante la misa y el hombro de mamá; las clases de catecismo…

Hace tantos años que no entraba en una iglesia. Pero esa tarde la lluvia lo obligó a refugiarse en aquel lugar. Un sentimiento ligero de rechazo lo invadía cada vez que se encontraba cerca de esas paredes grises y antiguas.

Se arrodilló. La tabla estaba sucia por la tierra de las suelas de quienes apoyaban sus pies en ella. Escuchó el silencio apenas roído por los rezos de alguien. Las veladoras y los cirios provocaban sombras que se movían con la cadencia suave de las olas nocturnas. Observó fijamente la figura semidesnuda, de ojos extraviados, sufriendo por los hombres del mundo y a la vez redimiéndolos de sus pecados.

Volvió su cara al cielo enfurecido, cargado de nubes negras, y dijo: Perdónalos, padre, no saben lo que hacen. Mientras, la sangre escurría por su frente lacerada a causa de la corona de espinas, por sus muñecas y pies perforados y por todo su cuerpo herido a fuerza de latigazos.

La lluvia amainó. Llegó a casa y se acostó sin quitarse la ropa húmeda. Un rayo de luz, proveniente del alumbrado público, penetraba por las cortinas, proyectándose en el techo. Lo observó abstraído, sin parpadear. Se fue quedando dormido, con la sensación de que esa luz aumentaba su intensidad para iluminar el cuarto entero y después sólo había silencio.

Al despertar, reconoció los vitrales púrpura. Intentó moverse, pero su cuerpo estaba tieso. Una gota de sangre recorrió su frente.

Afuera están gritando tu nombre