jueves, 25 de junio de 2009



El secreto del origen de las cosas
según Mircea Eliade


Para el hombre de las sociedades arcaicas, lo que pasó ab origine es susceptible de repetirse por la fuerza de los ritos. Lo esencial para él es, pues, conocer los mitos. No sólo porque los mitos le ofrecen una explicación del Mundo y de su propio modo de existir en el mundo, sino, sobre todo, porque al rememorarlos, al reactualizarlos, es capaz de repetir lo que los Dioses, los Héroes o los Antepasados hicieron ab origine. Conocer los mitos es aprender el secreto del origen de las cosas. En otros términos: se aprende no sólo cómo las cosas han llegado a la existencia, sino también dónde encontrarlas y cómo hacerlas reaparecer cuando desaparecen.

Mircea Eliade / Mito y realidad

viernes, 19 de junio de 2009


Taller de Narrativa


El Centro Cultural Woody Allen invita a su taller de Narrativa. En él se ofrecen las técnicas y los mecanismos para escribir de la mejor manera posible. Adéntrate en los universos literarios y en el placer de la escritura de una manera dinámica y asistida. Ideal para quienes desean inciarse en el mundo de las letras y para aquéllos que quieren pulir y madurar su obra. Horario: Sábados de 11 a 13 horas.

Imparte: Eduardo Parra Ramírez, autor de Palabras sobrevivientes y La ira del filósofo, quien ha recibido entre otros reconocimientos el Premio Ignacio Manuel Altamirano de Poesía y el Juan Rulfo de novela.

Querétaro 196, Colonia Roma, cerca de Metrobús Sonora. Informes: Tel. 55 84 86 80


miércoles, 17 de junio de 2009



Yo soy mi madre, la genial frase de Thomas Parkin, podría ganar este año el Premio Simulacro del mundo de los estafadores. Según una nota de EL UNIVERSAL, fue dicha por un hombre que intentaba suplantar a su madre muerta para seguir cobrando su pensión y otros beneficios:


Se disfraza de su madre muerta
para seguir cobrando la pensión

AP
EL UNIVERSAL
NUEVA YORK MIÉRCOLES 17 DE JUNIO DE 2009
16:47

Irene Prusik lleva seis años muerta, pero en abril alguien se presentó en el Departamento de Vehículos a Motor en Brooklyn para renovar su licencia de conducir.

La explicación que dieron el miércoles los fiscales parece tomada del clásico de Alfred Hitchcock, ''Psicosis'': quien intentó el trámite fue el hijo de Prusik, vestido de mujer.

Thomas Parkin, de 49 años, ideó el plan estrafalario de suplantar a su madre para poder seguir cobrando su pensión y otros beneficios del gobierno por un total de 117 mil dólares, dijeron los fiscales.

Parkin y su cómplice Mhilton Rimolo fueron acusados de hurto mayor, suplantación criminal y otros cargos. Ambos se declararon inocentes y quedaron retenidos con opción a una fianza de 1 millón de dólares.

Sus abogados no respondieron el miércoles a pedidos de entrevista.
El fiscal de distrito Charles Hynes dijo que la estafa -revelada por el Daily News- ''no tiene paralelos en su alcance y osadía''.

Las autoridades dicen que al ser arrestado, Parkin dijo, ''Yo soy mi madre'', y justificó esa afirmación al señalar que él sostuvo a su madre cuando ella exhaló su último suspiro.

Parkin vivía con su madre y, según las autoridades, urdió su plan cuando ella murió en el 2003 a los 73 años.

Logró ocultar su muerte al falsificar su certificado de defunción y luego, durante seis años, cobró 52 mil dólares de sus cheques mensuales de Seguridad Social, dijeron los fiscales.

También recibió 65 mil en subsidios para alquiler al alegar que sufría una discapacidad y que su madre, supuestamente viva, era quien le alquilaba su vivienda.

Rimolo, amigo de Parkin, actuó como un sobrino de la difunta para ir a cobrar cheques y hacer otras diligencias, dijeron los fiscales.

La estafa comenzó a ser descubierta cuando la casa de Prusik fue embargada y vendida y Parkin demandó al nuevo dueño en nombre de su madre para evitar ser desalojado.

Ambos denunciaron al casero por fraude ante la oficina del fiscal de distrito y cuando los investigadores citaron a Parkin para una reunión ya sabían que su madre había muerto y tenían una foto de su lápida en un cementerio local.

Parkin fue a la cita ''en un abrigo rojo, lápiz labial, uñas con manicura y respirando por medio de un tanque de oxígeno'', dijeron los fiscales.




Cosas que se ven mientras uno camina
por Insurgentes


miércoles, 10 de junio de 2009


La dorada imitación

Así empieza La Ciudad Vampiro de Paul Féval:

Existen muchos ingleses, pero sobre todo inglesas, que se sienten avergonzados cuando se les cuenta la descarada piratería que sufren los escritores franceses en Inglaterra. Su Graciosa Majestad, la Reina Victoria, firmó en el pasado un acuerdo con Francia con la loable intención de acabar con estos robos tan frecuentes. Se trata de un tratado muy bien redactado, aunque tiene también un pequeño apartado que hace ilusorio su contenido. En esta cláusula, Su Graciosa Majestad prohíbe a sus leales súbditos apropiarse de nuestros dramas, libros, etc., aunque permitiéndoles hacer lo que ella misma denominó «dorada imitación» .
Es algo hermoso, pero incorrecto. El magnífico y amado Dickens me dijo en cierta ocasión, a modo de protesta:
—Yo tampoco estoy protegido. Cuando visito Londres y, por casualidad, llevo conmigo alguna idea original, cierro con llave la cartera, me la pongo en el bolsillo y la sujeto con las dos manos. Y a pesar de todo, a veces me la roban.
Lo cierto es que esa llamada «dorada imitación» podría darles una buena lección a los más hábiles «pick–pockets».
La propia Lady B..., la encantadora amiga de Dickens que vive en el castillo de Shr..., lleva veinte años repitiéndome la misma pregunta, cada vez que tengo la suerte de verla:
—¿Y por qué no roban ustedes también a los ingleses?
—Señora, sin duda existen ideas magníficas que se podrían coger de sus libros, pero ocurre que nuestra naturaleza no nos mueve a ese «hermoso» robo.
Esa respuesta habitual suele hacerle estallar en carcajadas. A veces me ha llegado incluso a citar apellidos de lo más franceses, especialmente recomendables... Pero ¡callemos!
Cierta mañana de finales del año pasado (1873), la dama en cuestión quiso honrarme por sorpresa con su visita.
—Se viene usted conmigo —me dijo—. Ya lo he arreglado todo con su maravillosa mujer. Partiremos esta noche.
—¿Hacia dónde?
—Hacia mi casa.
—¿En la calle Castiglione?
—No, me refiero al castillo de Shr..., en el condado de Stafford.
—¡Piedad!
Hacía un tiempo terrible, con la nieve derritiéndose mientras el viento rugía incluso en París. ¡Imaginen cómo sería entonces entre Dover y Calais!
La dama, discípula de Byron, adora estas tormentas:
—Me da igual que le tenga usted miedo a los resfriados —dijo—, pero es que tengo la intención de devolverle de una sola vez todo lo que Inglaterra le ha robado. Y no hay una oportunidad mejor que ésta. El Sr. X... y la Srta. Z... ya están siguiendo la pista de este asunto, y como esta última, la señorita 97, ya tiene una edad muy avanzada, lo mejor es que no esperemos demasiado tiempo.
El Sr. X... y la Srta. Z... son en realidad dos famosos novelistas ingleses. Se trataba, entonces, del argumento de una novela. Le pedí explicaciones a la dama, pero no quiso decirme nada, limitándose únicamente a utilizar su extraordinaria elocuencia, que en ella es un don natural, para excitar mi curiosidad.
—¿Le merece alguna confianza Walter Scott? —me preguntó—. Era un admirador incondicional de los Misterios de Udolfo. Fue él quien escribió la biografía de Ann Radcliffe. ¿Se lo imagina? ¡Walter Scott! En cierta ocasión, Dickens fue a visitar a la señorita 97. En aquella época se llamaba señorita 94, ya que todos los años, por Navidad, cambia su nombre. Yo he conocido muchas aventuras, pero ésta es tan increíble...
Finalmente tuve que ceder, y partimos. El viaje fue horrible, y el simple hecho de recordarlo me hace estornudar. Todos los diablos del mar y del aire jugueteaban con nuestro barco como si fuese una pelota de goma. Al día siguiente cogimos en Londres el tren de North–Western, y pasamos la noche en Stafford. Un día después el coche de la dama nos llevaba, atravesando una llanura nevada, hasta la zona montañosa del condado que linda con el Shropshire, y por la noche ya estábamos cenando en el castillo.

Paul Féval / La Ciudad Vampiro



Premio (¿pirata o perfectamente legítimo?)
de Poesía Aguascalientes

Casi siempre motivo de discusiones, este premio ha despertado una nueva polémica, más fértil que las anteriores (que versaban sólo sobre los posibles compadrazgos y mafias): ¿hasta qué punto un texto es original o es copia?
Cada quien sacará sus conclusiones con base en la información y el criterio que posea. De lo que no hay duda es de que se trata de un problema actual en el mundo de la creación.

Aquí hay una página de lo más completa acerca del Plagio Literario.


jueves, 4 de junio de 2009




MÉXICO, TIERRA DE ACOGIDA
MEXIKO, LAND MIT OFFENEN ARMEN

Hace poco apareció un interesante libro bilingüe, aleman-español, editado por Annemarie del Cueto López-Mörth y María Luisa Radgam, de la Facultad de Traducción Teórica y Aplicada de la Universidad de Graz, Austria. En este libro se conmemora la postura de México en 1938, durante la anexión (anschluss) forzada de Austria al régimen Nazi. En aquel tiempo nuestro país tomó una posición inédita (ningún otro en el mundo lo hizo igual) contra el nazismo. Eran otros tiempos, nuestras políticas hacia el exterior han cambiado mucho.

La editoras, sin conocerme, tuvieron a bien incluir un cuento mío, traduciéndolo al alemán. Agradezco mucho el gesto. Durante 2006 estuve algunos meses viviendo en una Residencia Artística en Salzburgo y en Viena gracias al FONCA y a Land Salzburg, la instancia cultural austríaca correspondiente a nuestro CONACULTA. Tuve la oportunidad de vivir en carne propia la estupenda hospitalidad de los austríacos, tan nobles que todavía recuerdan vivamente el gesto mexicano de 1938, y son capaces de brindar excelentes condiciones para la creación artística.

Ahora esta sorpresa de ver otro de mis textos traducidos al alemán sin que hubiera habido ninguna relación previa; nunca estuve en Graz, aunque ganas no me faltan.

Va un pröst mit Sekt! para mis amigos austríacos.


lunes, 1 de junio de 2009



Sincronía y creatividad

Mientras se escucha música, se observa una obra de arte, se experimenta un contacto abrumador con la naturaleza, o se entabla una relación nueva, una persona puede sentirse profundamente afectada y tener la sensaciónde tocar algo que está fuera del «sí mismo». En estos momentos, incluso puede haber una sensación de disolución de órdenes fijos, del fin provisional del tiempo y una pérdida del «sí mismo». Esto también puede ocurrir cuando, la insistencia de los órdenes mecánicos de los mundos interno y externo se delimita mientras dormimos, con una alucinación o una obra creadora. En tales casos, la concienciación se vuelve mucho más amplia y profunda, y es posible para la creatividad funcionar desde un orden más flexible y más enérgico.

Las sincronicidades son de esta misma naturaleza, pues abren las compuertas de los niveles más profundos de la conciencia y la materia que, por un instante creador, inundan la mente y remedian la división entre lo interno y lo externo. Algo parecido puede estar implicado en lo que el psicólogo Abraham Maslow llama «experiencias máximas» (peak experiences), momentos repentinos extasiados de gran alegría, asombro y una sensación de unidad que lleva a las erenidad y la contemplación.

Las sincronicidades, epifanías, experiencias máximas y místicas son todos casos en los que la creatividad atraviesa las barreras del «sí mismo» y permite que la concienciación inunde el dominio entero de la conciencia. Es la mente humana funcionando, por un momento, en su orden verdadero y extendiéndose a través de la sociedad y la naturaleza, moviéndose a través de órdenes de creciente sutileza, extendiéndose más alláde la fuente de la mente y la materia, hasta la creatividad misma.

F. David Peat / Sincronicidad