Contento descubro que el Pávido Návido, todo un conocedor de la LIJ, incluye Agua en polvo en su top 11 del 2010. Reproduzco aquí la entrada de su blog:
Amigos queridos: este su bloguero de confianza les ofrece sentidas diculpas por tener tan abandonado este espacio. No prometemos que eso mejore durante 2011, pero sí les mandamos saludos cordiales y cumplimos, antes de que termine el año con la publicación del top 11 de libros infantiles según el Pávido Návido. La lista es totalmente subjetiva y parcial, demuestra los gustos y afinidades návidas, hoy que festejamos al bonito Pavo de Navidad. No todos los libros fueron publicados en 2010, pero fue durante este año que el Pávido Návido conoció de su existencia. El orden es aleatorio.
1. El hombre que entraba por la ventana. Texto de Gonzalo Moure. Ilustraciones de Gabriel Pacheco, Madrid, SM. No conozco Lisboa, pero mi idea de esa ciudad estará ligada por siempre a las imágenes que los autores de este libro han dejado en mi mente. La historia de una niña que vive con su madre en un viejo barrio lisboeta, entre fados y mañanas frías es el pretexto para construir los reflejos de una ciudad, desde la mirada de la infancia solitaria. El texto es un gran fado que conmueve por el trazo de los personajes. La ilustración brinda un magnífico marco a una historia que debe leerse detenidamente.
2.La bella Griselda. Texto e ilustraciones de Isol, México, Fondo de Cultura Económica. La singular gracia de los libros de esta autora se patentiza en este nuevo libro en el que juega con una metáfora tan común que cuando la vemos ilustrada nos causa cierta risa nerviosa. Griselda, una hermosísima mujer hace que todo el mundo pierda la cabeza,hasta que ella misma se vuelve víctima dela belleza de otro ser. Como siempre, Isol logra mover al lector, nadie quedará impávido después de enfrentarse a un terrorífico planteamiento.
3. Caperucita roja. Texto de los hermanos Grimm. Ilustraciones de Kveta Pacovska, Kókinos, Madrid. Un cuento clásico ilustrado de manera magistral, divertida, aunque cruel, por una de las más interesantes creadoras de libros para niños. El tamaño del libro y las ilustraciones sobre fondo blanco vuelven más intenso el colorido y la experiencia de lectura. Por supuesto que no es una Caperucita más.
4. Los tres osos. Texto e ilustraciones de Anthony Browne, México, Fondo de Cultura Económica. Un cuento tradicional, Ricitos de oro, es replanteado por la gráfica de uno de los artífices del libro álbum para dar como resultado una impactante obra que urbaniza el entorno en el que sucede la trama, colocando en el centro a una niña solitaria de quien conoceremos a la madre sólo hasta el final del libro. El contraste entre las paletas de color utilizadas para narrar la historia de los osos y la de la niña hace énfasis en la condición de la pequeña, que alcanza a iluminarse en el último cuadro del libro.
5. El contador de cuentos. Texto de Saki. Ilustraciones de Marina Rivera , Caracas, Ekaré. Una de mis visiones del infierno incluye un avión, o un autobus con niños dando lata. Eso mismo le sucede al protagonista de este cuento que con gran ironía pone en su lugar a la ridícula tía de los niños que por algún infortunio son sus compañeros de viaje en el tren. Contándoles un cuento nada sutil, que pone en entredicho todas las historias contadas antes por la tía, el señor se divierte un rato y logra capturar la atención de los latosos mozuelos. Una edición impecable, ilustrada con el mismo sarcasmo con que fue escrito el texto hace más de un siglo, logra convertir ténues colores pastel en la imagen misma de la ironía.
6. La otra Navidad de Papá Noel. Texto de Valérie Dayre. Ilustraciones de Yann Fastier, Barcelona, Libros del Zorro Rojo. Durante las páginas de este libro vemos a uno de los verdaderos santacloses transcurrir su difícil vida cotidiana, trabajando arduamente para poder celebrar las navidades con su hijo. Las ilustraciones que recuerdan el esténcil trasladan al ámbito urbano contemporáneo a Papá Noel, más que triste, el libro es , al mostrar la realidad de una forma dura mas esperanzadora.
7. La fábrica de vinagre. Texto e ilustraciones de Edward Gorey, Barcelona, Libros del Zorro Rojo. Un clásico contemporáneo llega al idioma cervantino para que nos enteremos que antes de Tim Burton hay mucho más crueldad, ironía, sarcasmo e inteligencia. En esta triple edición que incluye Los niños macabros, El dios de los insectos y El ala oeste, los lectores descubren los mundos con los que Gorey cuestiona la imagen sobre la infancia y, en general, el estado de las cosas.
8. Las golosinas secretas. Texto de Juan Villoro. Ilustraciones Gabriel Orozoco, México, CIDCLI. Publicado originalmente hace 25 años, cuando ninguno de los autores había adquirido la relevancia que actualmente tienen, se reedita en un formato de álbum -lo cual hace muy disfrutables las cómicas ilustraciones- para celebrar los 30 años de una de las casas editoriales punteras y pioneras en el campo de la literatura infantil mexicana y, hay que decirlo, latinoamericana. Una sencilla y divertida historia de niños que descubren unos dulces que trastocan la realidad será el deleite de los lectores que gozarán del humor que caracteriza al Villoro para niños.
9. Agua en polvo. Texto de Andrés Acosta. Ilustraciones de BEF, México, Norma. Un breve libro de cuentos para recordarnos que la literatura también es diversión, ludere causa ludendi. A partir de situaciones absurdas, como la invención del agua en polvo o la zurdera en el habla, Andrés Acosta pone a sus personajes a gravitar en el espacio de lo irreal, construyendo historias totalmente verosímiles, llenas de imaginación y esa fantasía inteligente que tanto se extraña últimamente.
10. No juzgues a ese libro por la portada. Texto e ilustraciones de Alejandro Magallanes, México, Océano Travesía. A partir de una recopilación de refranes contradictorios entre sí y un ingenioso trabajo de ingeniería de papel y diseño, Magallanes nos entrega un refreanero bastante lúdico, irreverente y útil en un mundo en el que la oralidad pasa a un segundo plano. Sencillamente, divertido.
11. Checo. Texto de Idalia Sautto. Ilustraciones de Cecilia Varela, México, Nostra. Hace mucho que no leía una voz infantil tan auténtica en un libro para niños. Con el desparpajo de un niño capitalino de los años 30 del siglo XX, nos enteramos de la cotidianidad de una ciudad que no dejaba aún de ser un rosario de pueblos, lejanos entre sí. La sexualidad, la relación con los padres, el nulo pensamiento en el futuro, son algunos de los ingredientes que se asoman con sutileza para crear una trama redonda y que sin complicaciones pinta la vida de un niño que podría ser el abuelo de varios de nosotros. Las ilustraciones que retoman muy a su manera la estética de la época retratan con ternura y cierta picardía, la infancia que el texto narra. La edición es disfrutable.
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