domingo, 25 de noviembre de 2007


Creo. Creo que creo. Creo que creo que sé que creo, mas no qué cosa creo. Casi desde el principio me veo a mí mismo creyendo. También puedo recordar cuando no creía: turista de la fe. Todo es: creer o no creer. Me descubro en el acto de creer que antes creía, a pesar de que creía que no creía, o creer que ya no creo precisamente porque afirmo que creo. Creo que nunca creeré que creo, nunca creeré como creía cuando pensaba que no creía que era capaz de creer. Si hubiera creído que llegaría al punto de creer que no creer, es también una manera de creer, entonces habría perdido menos tiempo deseando creer y hubiera creído que no necesitaba creer. De ahora en adelante creeré que creía, que creo y que siempre he creído...
No volverán los trenes



No hay comentarios: