miércoles, 26 de agosto de 2009




Kafka en Facebook

Me resistí mucho tiempo a entrar en Facebook. Pero ahí estaban todos. Entré, los contactos empezaron a fluir como por magia: muchos conocidos, rostros amables de gente metida en las letras y el arte.
Cuando quise regresar, la página no aceptó mi contraseña, la tecleé mil veces, con todas las variaciones posibles. Nada. Intenté resetear mi contraseña. Nunca me llegó el correo con la clave para hacerlo. Intenté unas ochenta veces. Nada. En mi correo seguían fluyendo los contactos. Envié un correo pidiendo auxilio a Facebook. Me contestaron que no existe una cuenta de Fb asociada a mi correo. Lo extraño es que me siguen llegando a mi correo los mensajes de aceptación de amigos. Le pregunté al amigo experto en Internet, un gurú de la red. Me dijo: no se puede hacer nada, mejor tómate un tequila mientras te contestan de Fb. El equipo de Fb (¿una máquina?, ¿una inteligencia abstracta?) me contesta una y otra vez que no existe una cuenta de Fb asociada a mi correo. Me siguen llegando mensajes de Fb que no puedo contestar. No puedo responder a mis amigos. Pensarán que no tengo deseos de hacerlo. Ahora tengo muchos amigos, pero yo estoy afuera y ni siquiera puedo cancelar esa cuenta de Fb porque no tengo la contraseña. Esto es estar adentro sin poder estar adentro. En fin. tampoco llegó nunca a tiempo el mensajero de aquel cuento de Kafka.
Una disculpa a quienes no les conteste por Fb. Tampoco creo que vean este mensaje a tiempo.


No hay comentarios: