viernes, 2 de octubre de 2009





***Recibieron Teresa Domínguez Mora y Andrés Acosta, los premios El barco de vapor y Gran angular en su XIV edición

“De la mano de la sociedad civil, es como mejor podemos proponer y estimular la lectura; no por decreto sino con el afán de formar seres libres desde la infancia”, aseguró Laura Emilia Pacheco, directora general de Publicaciones de Conaculta, durante la ceremonia de entrega de los premios El barco de vapor y Gran angular, convocados conjuntamente con la Fundación SM...

Por su parte, Jaime Alfonso Sandoval, fue la voz del jurado de Gran Angular. Con tono fresco y hasta jocoso, dijo que Andrés Acosta hizo algo admirablemente temerario: escribir una novela sobre vampiros, un tema por demás manoseado. Pero que él descubrió un filón de oro, una veta por explorar: los vampiros mexicanos.

Recordó a sus referentes cinematográficos y resaltó que tanto en el cine como en la literatura, salvo honrosas excepciones, estos personajes no han sido tratados con respeto. En el caso de Andrés Acosta, consideró que hay un salto cualitativo. “Se deshizo de los colmillos de plástico, de las capas de terciopelo y los trajes de terlenka, para hincarle al tema renovando la plantilla”.

En su opinión, Olfato, cuyo protagonista es un adolescente de 17 años, es una novela dinámica, divertida y por momentos aterradora, sustentada en una espléndida investigación. “En sus páginas no hay ataúdes de naftalina, hay niños bien y otros mal, en las inmediaciones del Metro Insurgentes; hay emos que se inmolan con gusto o con disgusto, un buzo del drenaje profundo, un investigador de lo oculto en decadencia y una historia de amor con piercings.

Al hacer uso de la palabra, Andrés Acosta, comentó que toda novela es un vampiro y Olfato no es la excepción. “Le chupó la sangre a una residencia artística en Salzburgo, destinada a una novela que hasta la fecha permanece desangrada en un cuaderno; le chupó la médula al guión de un cortometraje que ahora luce pálido e inconcluso; se alimentó de unas vacaciones que nunca llegaron, de muchos cafés cargados frente al Parque México y del metal”.

Para concluir, puntualizó que “a partir de esta noche, Olfato despliega sus páginas como alas para emprender su primer vuelo y qué otra cosa puede pedir ahora, sino nutrirse de la sangre de los jóvenes lectores que ¿no es acaso la más fresca y vital de cuantas existen?

Fotos e información: Prensa del CONACULTA


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