lunes, 12 de octubre de 2009




De OLFATO y otros vampiros mexicanos*


Por Jaime Alfonso Sandoval

Andrés Acosta, merece mis respetos, porque ha hecho increíblemente temerario, ponerse a escribir una novela sobre vampiros.

Sólo a alguien con mucha audacia, o enorme desacato, se atreve a entrarle a un género que ha sido más manoseado que bueno… que las mismas novelas de vampiros.

En las librerías florecen, a veces hasta grados de epidemia o micosis, títulos sobre vampiros. Adolescentes despechadas, contaminadas, enamoradas y bastante azotadas, alrededor de los vampiros.

Pero Andrés ha sabido encontrar un filón de oro, una veta aún por explorar: Los vampiros mexicanos.

Aunque, hay que ser sinceros, los vampiros mexicanos en general no gozan de buena reputación.

Los referentes más inmediatos son los cinematográficos, vampiros campiranos, que cambian su castillo de Valaquia por una hacienda ranchera donde siempre hay niebla, sea de día o de noche, y los lobos aúllan cada dos segundos, mientras que Abel Salazar intenta rescatar a Ariadna Welter de las garras del conde Duval, el gran Germán Robles.

O ahí están las celebérrimas vampiras, las hermanas Tere y Lorena Velásquez.

Nunca la figura del vampiro había tenido semejantes piernas y una minifalda de infarto.

Que alguien me explique: ¿cuándo se ha visto a un respetable vampiro peinado con dos kilos de laca, zapatillas de plataforma mientras intentar seducir a un luchador con barriguita?

Y sólo por pudor no hablaré mucho de los murciélagos de goma, que se desplazan por las habitaciones, mientras los actores (y los espectadores) fingimos que no vemos los hilos.

Seguro a Bram Stoker le hubiera dado un infarto si se entera que en 1989 se filmó en México una película llamada “El Vampiro Teporocho” con Pedro Weber Chatanuga y Charly Valentino, aunque al parecer al público no le importó que ultrajaran de esa manera una figura legendaria de la literatura; pues de inmediato hubo secuela: el Vampiro Teporocho II.

Hay que reconocerlo, los vampiros, salvo honrosas excepciones, en México no se han tratado con debido respeto.

Pero Andrés Acosta ha otorgado un salto evolutivo, casi genético, a los vampiros mexicanos. Se ha desecho de los colmillitos de plástico, de las capas de terciopelo y los trajes de terlenca. Y le ha hincado el diente al tema, renovando toda la plantilla.

Ya se ha publicado en México algunas novelas sobre vampiros, entre la que destaca la espléndida “La Ruta del Hielo y la Sal” de José Luis Zárate, pero el vampiro que por ahí aparece, no tiene pasaporte mexicano.

En cambio, en la novela OLFATO, el protagonista tiene hasta credencial del IFE (O no tanto, pues apenas tiene 17 años), su nombre es Fulvio, hijo de padre diplomático y madre académica. Es un adolescente mexicano, aficionado al metal, a las atmósferas góticas, y lo mismo disfruta de la edición especial del disco de Rammstein, que de una visita al museo criminal de Viena o de un concierto de Lacrimosa en Budapest.

Fulvio recibe de regalo, algo por lo que matarían los adolescentes mexicanos: dos semanas como mochilero por Europa y es ahí, donde Fulvio recibe un don o una maldición… Con la que tendrá que volver a México.

Dinámica, muy divertida, por momentos aterradora, así es la novela de Andrés Acosta, que además se caracteriza además por su espléndida investigación.

En sus páginas el lector casi puede pisar los adoquines de la avenida Mese Selimovica, la avenida de los francotiradores de Sarajevo; o puede oler la habitación vienesa donde Hitler vivía como fracasado estudiante y finalmente el lector degustará un plato de pancita bien picosa, receta especial para vampiros con cruda de ayuno.

Todos los detalles del libro están tan descritos tal vividez que demuestran una intensa investigación, pero también muchos viajes y experiencias bien aprovechadas.

En OLFATO no hay ataúdes con aires de naftalina, hay chavos, niños bien, otros mal, muy mal; en las inmediaciones del metro Insurgentes hay emos que se inmolan con gusto (o disgusto, eso nunca se sabe); hay un buzo del drenaje profundo de la ciudad; un investigador de lo oculto; hay una historia de amor con piercings; está Draga, una chica que si la llevas a tu casa, seguro tus papás la sacan a jicarazos de agua bendita.

Atrás quedaron las vampiras a-gogó y sus murciélagos de hule. Los vampiros mexicanos se renuevan, se actualizan, cambian guardarropa, modos, costumbres. Se instalan en la juventud del frenético siglo XXI.

Gracias Andrés Acosta por hincar colmillo al género vampírico, por esta buena novela que abre ya una brecha. Has demostrado que los mitos están para eso, para reinventarse.


*Texto que, leído por su autor, Jaime Alfonso Sandoval, durante la premiación de OLFATO, el 1 de octubre en el Anfiteatro Simón Bolivar, hizo levantarse de sus butacas a los expectadores...


3 comentarios:

Diana dijo...

Hola Andrés, acabo de leer la crítica que hacen de tu libro y me parece genial e invita al público a acercarse a tu obra.

Yo quiero leerlo por dos razones:
a)ya no pertenezco a la generación de las niñas que son atrapadas por crepúsculo y toda su moda, a mí me gusta algo más novedoso y sensato en los libros, no tengo nada contra la señora Meyer, pero estamos de acuerdo en que eso se volvió mera mercadotecnia. Así que no es mi género, pero no me desagradaría leer algo diferente e interesante y que mejor si es de un mexicano, bienvenido.

Y b) soy maestra de secundaria de español, aparte de redactora, y me gusta inculcarle la lectura a mis alumnos, y no faltan los que están en la fiebre de Meyer, así que darles a leer algo diferente e incluso más real, creo que sería estupendo.

Fui a conseguir el libro en la feria del libro del Zócalo y me dijeron que como acaba de ganar un premio no estará a la venta hasta la próxima FIL...ni modo tendremos que esperar para leerlo.

¿¿Ya eliminaste tu perfil de facebook?? Te acabo de buscar para dejarte este pergamino allá y no te encontré, ¿qué pasó?

Te mando saludos calurosos y gracias por compartir y mantenernos informados.

Yo dijo...

Hola, Diana, muchas gracias por andar por aquí, en este blog. A mí también me pareció genial la presentación de Jaime Alfonso. Gracias por buscar Olfato en la feria, voy a indagar sobre la venta en otros puntos y te respondo en cuanto sepa algo. Mi contacto de FB ha sido un problema, pero parece que ya funciona:
http://es-la.facebook.com/people/Andres-Acosta/100000198267875
un abrazo
Andrés

Yo dijo...

Hola, Diana:

me dicen, de la editorial, que la novela ya se está distribuyendo en Gandhi y otras librerías, que quizá la próxima semana ya se pueda adquirir. No será necesario esperar hasta la FIL,
un abrazo
Andrés