
Sobre los comienzos, según Hoffmann
La singularidad de la aventura me había sorprendido, y por eso me atormentaba buscando cómo iniciar su relato de una manera seductora y original.
"Erase una vez"... ¡Lindo comienzo para hacer dormir desde un principio!
"En la pequeña ciudad de S... vivía" o bien entrar de pronto in media res como: "¡Que se vaya al diablo!" -exclamaba con el furor y el espanto pintados en sus extraviados ojos el estudiante Nataniel, cuando el vendedor de barómetros Giuseppe Coppola...
Había, en efecto, comenzado a escribir de esa manera cuando creí ver algo cómico en los ojos extraviados del estudiante Nataniel, y la verdad sea dicha, la historia no tiene nada de alegre. No acudió a mi pluma ninguna otra frase que reflejara ni por asomo la brillantez de colorido de mi imagen interior. Entonces resolví sencillamente no comenzar.
E. T. A. Hoffmann / El hombre de arena
1 comentario:
Tres intiresno, gracias
Publicar un comentario