jueves, 10 de junio de 2010



Cómo me hice poeta, 

en la Revista Posdata


Martes, 08 de Junio de 2010 15:20, 

porJavier Munguía


Esta obra hizo ganador a su autor del Premio Nacional de Novela “Juan García Ponce” 2008-09, cuyo jurado estuvo conformado por los escritores Pedro Salvador Ale y Eduardo Antonio Parra, y el lingüista Raúl Arístides Pérez Aguilar. Cómo me hice poetaes una sátira contra todos aquellos que abrazan el oficio de escritor sin vocación, sin siquiera sentir interés por los libros, deslumbrados por el presunto éxito que la profesión podría reportarles.
Es el caso del protagonista y narrador del libro, que al inicio de su aventura nos cuenta cómo un día, luego de ver una película cuyo personaje principal era un escritor exitoso, decidió que sería un novelista, viviría de las regalías de sus gordos libros y autografiaría ejemplares a mujeres hermosas. Alterado por lo que considera un pretexto de su hijo para convertirse en un vago, su padre echa a nuestro héroe de su casa; pero este no está dispuesto a cejar en su empeño de convertirse en autor famoso, así que se va a vivir a una cochera y se inscribe en una academia donde prometen enseñarle a ser un escritor. El resto de la novela narra la sucesión de fracasos por la que el personaje atraviesa antes de renunciar a su anhelo.
La obra, de estructura lineal y lenguaje sencillo, es efectiva en cuanto a que, a través de una serie de anécdotas disparatadas que se van intensificando conforme avanzan las páginas, cumple su propósito de provocar la risa ante el absurdo destino del protagonista, condenado a no figurar nunca en el oficio que ha elegido sin aptitud ni preparación. El autor aprovecha para criticar las alianzas entre los escritores y el poder, rechazadas, eso sí, por el personaje principal, quien no va en busca de dinero sino tras la consecución de un sueño, por más descabellado que sea.
A pesar de sus aciertos, que lo vuelven un libro hilarante, fluido, de agradable lectura, tengo la impresión de que Cómo me hice poeta nos queda debiendo algo. La sátira está lograda, pero no hay una profundización en el personaje, en su vacío existencial, en su frustración, en sus miedos.   Por ello, el protagonista parece un pretexto para recrear cierta situación censurable y no el ser contradictorio y fascinante, cual los entrañables perdedores de Enrique Serna, que el talento de narrador de Andrés Acosta podría haber parido.
Cómo me hice poeta, Andrés Acosta, México, Ficticia/Conaculta/ICY, 2010, 110 páginas.
Última actualización el Martes, 08 de Junio de 2010 15:39

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