martes, 14 de octubre de 2008


He aquí mi contribución personal a la última anotación del Cuaderno del inspector Stross, personaje de la enigmática novela Pieza única (Milorad Pavic), editada en español por Sexto Piso:

101

Mi anotación 101, número capicúa, estaba destinada a convertirse en la conclusión de los casos vinculados al de Lempitska & Co… y de algo más. El 101 es el número del retorno, del regreso, sí, pero a un nivel superior del giro de la espiral, desde donde se aprecian los detalles antes ocultos. Creo en los números y, aunque descreo de los sueños, he terminado por persuadirme de su poder, sobre todo después de soñar uno en el que tuve la sensación de besar apasionadamente a Maurice Erlangen al tiempo que aspiraba su Dolce & Gabanna y él me susurraba al oído: mi querida R. Alfa (signo de Cáncer). En ese momento comprendí que se trataba de un sueño ajeno, más precisamente propiedad de Sandra Klozevits. Fui directo a Symptom House para hacerle una visita a la señorita y contarle mi sueño, no tenía tiempo que perder. Después de relatárselo, la encañoné para que confesara. Ella se rió de mi pretensión: 

--No pensará acabar su carrera con un burdo asesinato, ¿verdad?, inspector Stross.

--Por mí no se preocupe, no pienso volarle la cabeza sino sólo un dedo. Además sé que mis días están contados, lo sé porque Aleksa se ha atrevido a anunciarme el asesinato que cometerá en agosto de 2005 contra sir Winston, y si ha tenido semejante atrevimiento es porque está seguro de que para entonces yo ya no habitaré este mundo para poder detenerlo.

Al escuchar mi amenaza, Aleksa, observándonos desde el espejo, ha consentido firmar una declaración en contra de Sandra, no sin antes tomar parte de un ajetreado forcejeo androgénico, durante el cual Aleksa y Sandra se disputaron alternadamente la soberanía de la mano que firmó el papel. Un andrógino, un verdadero andrógino, no debería confiar demasiado en sí mismo, en su doble naturaleza, en especial si sus signos zodiacales son tan incompatibles como los de Aries (Aleksa) y Cáncer (Sandra). 

La quintaesencia, el quinto elemento, en mi lista de corpus delicti del caso, lo constituye el testimonio de Aleksa en contra de Sandra.

He aquí el grado de participación de cada uno de los involucrados en el caso:

Sir Winston, el hombre que sabe por anticipado quién y cuándo será asesinado, es el autor intelectual de los asesinatos de Isaías Cruz y de lady Livia Heth. Aleksandar Klozevits es el autor onírico, que les vendió sueños adulterados a Matheus Distelli, asesino material de Cruz, y a Marquesina Androsóvich Lempitska, asesina material de lady Heth. Pero mientras Aleksa actuó bajo la amenaza de sir Winston de perder uno de sus valiosos dedos de astrólogo, circunstancia que lo exculpa, Sandra mató dos pájaros de un solo sueño (hábilmente mezclado y adulterado), cumpliendo sí, con la orden de sir Winston, pero al mismo tiempo y, con la concurrencia de su propia voluntad e intereses personales, eliminando a sus rivales de amor: Lempitska (muerta a manos de Erlangen, en defensa propia) y a lady Heth.

He guardado la confesión firmada por Aleksa en la caja de seguridad de la finada Lempitska. Espero que llegue a manos del juez, como he dejado instrucciones precisas a su secretaria.

Mi trabajo está concluido. Pero no todo termina aquí. Desafortunadamente, sir Winston nunca pisará la cárcel debido a sus influencias. Además, con la resolución de este caso se presentan al menos tres paradojas, a saber:

 A y B: Aleksa Klozevits anunció que cometerá un crimen en agosto del 2005 y yo no puedo solicitar una orden para arrestarlo, ya que nuestras leyes todavía no contemplan la posibilidad encarcelar a alguien por un homicidio que se cometerá en el futuro. Ésta es la paradoja legal. Pero existe una segunda paradoja más esencial: si se encarcelara a Aleksa, no podría llevar a cabo el acto delictivo que dará pie a su encarcelamiento.

C: La paradoja que realmente me preocupa es cómo castigar al asesino onírico de Isaías Cruz y de lady Heth, es decir: Sandra Klozevits, sin cometer la injusticia, al mismo tiempo, de poner tras las rejas a un inocente: Aleksa Klozevits.

Será el juez quien deba estudiar la mejor manera de dictar una sentencia justa en el caso Lempitska & Co, porque para eso cobra tan buen salario. Tal vez siga los pasos de Júpiter, quien, según cuenta Platón en su Banquete, se vio obligado a dividir quirúrgicamente a ese tercer género del ser humano que proliferaba en la antigüedad, llamado andrógino: especie de hombre y mujer unidos de nacimiento, y de corazón tan arrogante que concibió la idea de escalar el Olimpo para guerrear con los dioses. Júpiter impuso el castigo de la separación de esos seres en dos cuerpos para debilitarlos, volviéndolos incompletos y anhelantes. Pero ya será trabajo del juez prodigar un sentencia justa.

Yo, por mi parte, he cumplido, aunque en esto (y esa es la otra conclusión a la que estaba destinado mi apunte capicúa 101) la vida se me esté escapando… gracias al puñal del zurdo Asur que continúa clavado en mi espalda. ¿Será que Asur pensaba dividirme por órdenes de su jefe, sir Winston? Y si así fue, ¿cuál ha sido mi falta?, ¿la arrogancia de querer develar el secreto de los casos vinculados al de Lempitska & Co?

Me consuela conocer el mes y el año en que sir Winston será asesinado. He aquí otra paradoja, una ironía tal que me hace sonreír a pesar de mi situación: ¡el hombre que sabe de antemano quién y cuándo será asesinado, desconoce su propia fecha de muerte!

Al contrario de lo que sucede en las películas con el héroe en cuestión, quien, haciendo gala de su coraje arranca toda clase de objetos punzocortantes de su cuerpo, no es prudente hacerlo si no deseo acelerar demasiado el desenlace. Y también, al contrario de las películas en las que el héroe no muere, yo ya estoy a punto de firmar mi despedida… no si cumplir, no sin antes cumplir.

Inspector superior Eugen Stross


PD: ¿Y si se tratara de una trampa?, ¿si Aleksa me hubiera sembrado un sueño ajeno adulterado para incriminar a Sandra? De ser así, este caso se convertiría en una espiral sin fin. 


5 comentarios:

Diego Fonseca dijo...

Me vas a odiar (no lo creo) por enfocarme en esta nimiedad y no en el texto, pero el fondo negro del blog me está dejando sin ojos.

Yo dijo...

Hola, Diego

al contrario, gracias por avisarme, no es ninguna nimiedad. Voy a ver cómo mejorar el asunto

un abrazo

carlosjoseperezsamano dijo...

Andrés:
He aquí el famoso comentario que te dejé en el blog de la señorita desconocida creyendo que eras tú:

Intensita:

Muy buen blog.
No se me ocurre algo más que escribirte. Bueno, en realidad sí se me ocurren muchas cosas, pero no quiero que, por referirme al plano de la realidad (es decir, que te conozco) puedan interferir en este blog tan bien logrado.
Mejor luego platicamos.
Interesante el juego de identidad.

Ja, como me da risa.

carlosjoseperezsamano dijo...

Y ahora sí, ya te incluí en mis blogs recomendados. El de la señorita desconocida lo borré.

Yo dijo...

Hola, Carlos:

gracias por todos tus comentarios (incluyendo los que eran para la señorita desconocida, ja, ja) ahorita mismo te incluyo en mi lista de recomendados, claro. Y nos vemos pronto en el taller

Andrés